No es por la estatura ni por su fealdad, pero Tyron Lannister (para los más despistados, uno de los protagonistas de la conocidísima saga literaria y serie televisiva Juego de Tronos) me recuerda a la figura del filósofo griego, Sócrates, que fue despreciado por los hombres de su tiempo por su fealdad.
Sócrates como Tyrion estarían de acuerdo en algo fundamental en la labor filosófica: la sinceridad con uno mismo sobre quién se es de verdad. Y la ironía.
Para ser filósofo, para perseguir la verdadera filosofía, uno debe ser sincero consigo mismo y aguantar toda la verdad sobre quien es y sobre la realidad; no se puede mirar hacia otro lado. Aunque para ello pueda usarse de la ironía y burlase de lo más preciado para el resto de los mortales.